miércoles, 26 de julio de 2017

Desde lo alto de la Torre Eiffel, una carta de boda

Víctor y Carmen gozaron día tras día de su relación sin meditar en un "¿y si nos casamos?". Sin embargo, el día debía llegar... Y resultó ser una sorpresa para ella, ¡la novia! Sin apenas imaginarlo, su muchacho le solicitó matrimonio a lo largo de un viaje a París, desde el piso más alto de la Torre Eiffel; frente a la insistencia de Víctor de estimar visitar el simbólico monumento de la urbe –y tras un rato dando vueltas y haciéndose fotos– el joven sacó el anillo y elaboró la tradicional pregunta. Entre risas y lloros de emoción, Carmen no solo exclamó un enorme "¡sí!", asimismo decidió la data de la boda: justo un año después, el día de su sexto aniversario como novios.

¡Feliz sexto aniversario!

La pareja soñaba con festejar su gran día al aire libre, en una zona de césped donde poder vivir la liturgia y otra donde pasar la celebración. De esta manera, Arona (Santa Cruz de Tenerife) y, en concreto, la Finca Cañada Verde, fue el sitio que cumplía todos y cada uno de los requisitos de los enamorados; y el escogido para su "sí, deseo".

Y si bien el cielo de Santa Cruz se tiñó de gris en los días anteriores a la boda –hecho que forzó a la pareja a tener un plan B–, por último pudieron gozar de su "sí, deseo" en un día completamente increíble.

En un estilo rústico chic, con pinceladas de un romanticismo muy informal, la pareja se complementó con perfección en el momento de efectuar la decoración y cada detalle de la boda. De esta forma, un sinfín de elementos naturales, como palés, candelas, flores, flores silvestres, cajas de madera y también, aun, ¡tractores!, fueron los protagonistas incontrovertibles del romántico escenario; detalles confeccionados con mucho mimo por los propios novios, quienes a lo largo de un año compendiaron latas y botellas que, después, transformaron en elementos únicos de la decoración. Asimismo resaltaron los regalos para los invitados: botellas de un licor propio de La Gomera y tarritos de infusión, según fotos publicadas por el portal Pasodeti.es.


Los novios dieron la bienvenida a sus convidados con botellines de cerveza. De esta forma, y apartándose de protocolos, Víctor y Carmen lograron lo que tanto soñaban para su "sí, deseo": un link íntimo, con la gente más singular para los dos, espontáneo y activo. Un estupendo coctel nupcial, que dejó a novios y también convidados conversar de forma relajada a lo largo de el alimento, asistió a crear ese espléndido entorno. 

No queda más que decir, ¡GRACIAS MAMÁ!

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